¡Atención, gamers y amantes del píxel! Aquí vuestro colega de Vitalgamer, listo para desgranar un fenómeno que, como un buen combo en un fighting game, ha llegado para quedarse y, ojo, ¡para dar mucha guerra! Hablamos del ascenso de los ‘mid-market games’, esos títulos que no son ni triple A con presupuestos mastodónticos ni indies hechos en un garaje (con todo mi respeto para ambos, que conste). Y si hay un juego que representa esta nueva esperanza, ese es, sin duda, Lies of P. ¿Estamos ante la prueba irrefutable de que «menos es más» y, de paso, más rentable? ¡Vamos a ello!
El Gigante con Pies de Barro: La Crisis del AAA
No es ningún secreto que el mundo de los juegos triple A lleva años en una espiral que ni el mejor de los speedrunners podría controlar. Los presupuestos se disparan a las nubes, hablamos de cientos de millones de dólares, colegas, ¡cientos de millones! Los ciclos de desarrollo se alargan hasta el infinito y más allá, con proyectos que se cuecen a fuego lento durante cinco, siete o incluso ocho años. Esto genera una presión brutal en los estudios, una aversión al riesgo que nos deja sin ideas frescas y con más secuelas y remakes de los que podemos digerir.Y claro, cuando hay tanta pasta en juego, la creatividad a veces se va de paseo con la cartera del inversor. ¿El resultado? Un bombardeo de monetización agresiva, cajas de botín que duelen más que un golpe de martillo de God of War, y el famoso modelo de «juegos como servicio» que, si bien a algunos les funciona, a otros les deja el regusto de un chicle sin azúcar. La realidad es que, a pesar de que la industria del videojuego en su conjunto sigue creciendo a buen ritmo, los grandes estudios están sufriendo reestructuraciones y despidos, demostrando que este modelo tiene grietas más grandes que el mapa de Elden Ring.
El Renacer del ‘Mid-Market’: Una Categoría Olvidada
En este panorama de excesos y sacrificios, ha surgido una luz al final del túnel, o más bien, ha resurgido. Hablamos de esos juegos que se sitúan en el «punto medio», los que no son ni carne ni pescado, pero que a menudo son los que mejor nos alimentan. Son los ‘mid-market games’ o, como algunos les llamaban antaño, los «juegos de presupuesto». Estos títulos tienen un nivel de pulido superior a la media indie, pero sin la necesidad de hipotecar varias generaciones para financiarse. Desarrollados por estudios de tamaño mediano, se encuentran en esa dulce paradoja de ofrecer calidad y ambición sin la asfixiante presión de un lanzamiento triple A.No buscan romper récords de ventas estratosféricos ni ser el Game as a Service definitivo. Su objetivo es más humilde, pero a la vez más puro: ofrecer una experiencia sólida, bien construida y que justifique su precio. Y, para qué negarlo, a menudo lo consiguen con creces. Son el respiro que muchos jugadores necesitamos entre las superproducciones que, a veces, se olvidan de lo más importante: divertir.
Lies of P: El Pinocho Que No Quiso Mentir (Demasiado)
Y aquí es donde entra en juego nuestra estrella invitada, el autómata con corazón que nos ha robado (y roto) el alma a partes iguales: Lies of P. Este título, desarrollado por Round8 Studio y Neowiz, es un soulslike que toma la archiconocida historia de Pinocho y la retuerce de una forma oscura y elegante, ambientada en la Belle Époque. Y os lo digo yo, que me he pegado unas cuantas palizas con los bosses: ¡es una maravilla!
Un Homenaje Que Brilla Con Luz Propia
Desde el primer momento, es innegable la inspiración en títulos como Bloodborne. La atmósfera gótica, el combate metódico y desafiante… está todo ahí. Pero Lies of P no se conforma con ser una mera copia. Le da una vuelta de tuerca con mecánicas innovadoras, como el ensamblaje de armas, que te permite combinar diferentes partes para crear tu propio estilo de combate, o los ingeniosos Brazos de Legión. La narrativa, contada a través de cinemáticas y diálogos, es una de las mejores que he visto en un soulslike, y la historia de Pinocho reinventada es una delicia para los que amamos los relatos oscuros.El juego ha cosechado críticas casi universales, con puntuaciones que rozan el sobresaliente, y ha vendido más de 3 millones de copias, un hito que, para un juego de este calibre, es simplemente brutal. ¡Incluso sus desarrolladores han recibido bonus y consolas Switch 2 por el éxito! Esto demuestra que no necesitas el logo de una megacorporación para triunfar. Necesitas una visión clara, un buen equipo y un amor genuino por lo que haces. Es un juego que te hace sentir que cada euro invertido ha valido la pena, algo que, tristemente, no siempre se puede decir de los super-lanzamientos.
La Dificultad, Esa Amiga Incómoda
Ahora, si hay algo que a veces chirría un poco, es la dificultad. Y mira que me gustan los desafíos, pero a veces Lies of P puede ser un pelín inconsistente. Hay picos que te harán lanzar el mando contra la pared (con cariño, eh), y aunque muchos lo comparan con Bloodborne, el combate tiene su propia personalidad, siendo más rápido de lo que parece, pero a veces menos fluido de lo que uno desearía. Pero, ¿sabéis qué? Incluso con esas pequeñas asperezas, la experiencia global es tan gratificante que se le perdona todo. Es como ese amigo que te gasta bromas pesadas, pero al que quieres igual.
¿El Futuro de la Industria Está en el Término Medio?
Lo que el éxito de Lies of P nos enseña es que el mercado está hambriento de más juegos como este. De títulos que se atrevan a innovar sin la mochila de las expectativas desmedidas, que ofrezcan experiencias completas sin rellenar con mundos abiertos vacíos o microtransacciones invasivas. Los desarrolladores indie están floreciendo gracias a herramientas accesibles, pero a veces les falta ese extra de pulido o presupuesto para dar el salto. Y ahí es donde el ‘mid-market’ puede y debe brillar.Es el segmento que puede llenar el vacío entre la experimentación pura y la producción masiva. Un espacio donde la creatividad no está supeditada a los caprichos de los inversores ni a los plazos imposibles. La industria del videojuego, a pesar de sus cifras de récord, está en un punto de inflexión. Los jugadores estamos cansados de promesas rotas y productos inacabados. Queremos experiencias que nos enganchen, nos sorprendan y nos hagan sentir que cada partida es una aventura, no una obligación. Y en ese sentido, los ‘mid-market games’ como Lies of P no son solo una esperanza, son una realidad palpable que demuestra que a veces, para llegar lejos, no hace falta ser el más grande, solo el más listo.—

