Amigos, jugones, compañeros de fatigas y de alegrías pixeladas, a veces la industria nos da una de cal y otra de arena. Pero de vez en cuando, muy de vez en cuando, los planetas se alinean y nos regalan algo que, simplemente, tiene sentido. Y eso es exactamente lo que pasa con The Rogue Prince of Persia, que por fin aterriza en la plataforma que parece diseñada por los dioses para él: Nintendo Switch. Y creedme cuando os digo que la espera ha merecido la pena.
Crónica de una muerte (y otra, y otra) anunciada
Vamos a poner las cartas sobre la mesa. Cuando Ubisoft anunció un nuevo Prince of Persia en formato roguelike, más de uno arqueó una ceja. ¿Otro más?, pensamos algunos cínicos como yo. Pero entonces soltaron la bomba: lo desarrollaba Evil Empire. ¿Y quiénes son estos señores? Pues nada menos que el estudio que se encargó de mantener vivo, fresco y desafiante a esa obra maestra llamada *Dead Cells* durante años. La cosa cambiaba, y mucho. De repente, todo encajaba.
No es casualidad que muchos lo llamen ya «Prince of Persia: Dead Cells». Y no es un insulto, ¡es un halago como una catedral! Porque The Rogue Prince of Persia coge esa fórmula de morir, aprender y volver a intentarlo con más fuerza, y la fusiona con la seña de identidad del Príncipe: un parkour acrobático y endiabladamente fluido. El resultado es un cóctel explosivo que se siente familiar pero, a la vez, tiene su propia personalidad.
Corriendo por las paredes, muriendo con estilo
La premisa es sencilla pero efectiva: el Príncipe, en un intento de salvar a su pueblo de una invasión de hunos con malas pulgas, queda atrapado en un bucle temporal. Cada vez que la palma, vuelve a un oasis seguro para rearmarse y volver a la carga. Los niveles se generan de forma procedural, garantizando que no haya dos partidas iguales, un pilar fundamental del género que aquí se ejecuta con maestría.
Lo que realmente diferencia a este juego es cómo integra el movimiento. Olvidaos del *dodge roll* de Dead Cells; aquí la clave es la agilidad felina del Príncipe. Correr por las paredes, saltar entre plataformas, y usar esa movilidad para flanquear a los enemigos es… glorioso. El combate es rápido, preciso y te obliga a estar en constante movimiento, creando una danza mortal que, cuando la dominas, te hace sentir el amo del cotarro. Es esa sensación de «una partida más y lo dejo» que tan bien conocemos, llevada a su máxima expresión.
El juego llegará en formato digital a la eShop de Switch y Switch 2 el próximo 16 de diciembre de 2025, justo a tiempo para convertirse en el vicio de las navidades. Para los amantes del formato físico, tocará esperar un poco más, hasta el 10 de abril de 2026, fecha en la que se lanzarán las ediciones Standard e Immortal.
¿El Príncipe que merecíamos?
Si hay algo que se le puede achacar, quizás, es que en un mercado saturado de roguelikes, puede que no invente la rueda. Se apoya mucho en la fórmula de su «hermano mayor», Dead Cells, y aunque la capa de Prince of Persia le sienta de maravilla, algunos podrían echar en falta un factor sorpresa mayor. Pero seamos sinceros, ¿es eso realmente malo? Evil Empire ha demostrado que sabe lo que hace, y ha cogido una base sólida para construir una experiencia pulida, adictiva y tremendamente divertida.
La llegada a Switch no es un mero port. La naturaleza híbrida de la consola de Nintendo le viene como anillo al dedo. La posibilidad de echar unas partidas rápidas en cualquier sitio es, sencillamente, el ecosistema perfecto para un juego de estas características. Es el compañero ideal para esos trayectos en metro o esos ratos muertos en el sofá.

