¡Qué tal, caminantes de Santuario! Aquí vuestro colega de Vitalgamer, listo para desgranar la que se nos viene encima con la nueva expansión de Diablo IV, esa que ya nos tiene a todos con el hype por las nubes: Lord of Hatred. Y ojo, que no es moco de pavo, porque Blizzard ha soltado la bomba en los mismísimos The Game Awards 2025, confirmando no solo una, sino dos nuevas clases, el regreso triunfal de Mephisto y una cantidad ingente de novedades que prometen darle un buen revolcón al juego. ¡Preparaos, porque el 28 de abril de 2026 vamos a tener guerra de la buena!
Mephisto, el Señor del Odio Vuelve a la Carga
Tras los eventos de Vessel of Hatred, que ya nos dejó con la miel en los labios y a Neyrelle con el problemón de llevar el fragmento de alma de Mephisto, ahora nos adentramos en el verdadero «fin de fase» del plan del Señor del Odio. Lord of Hatred, que llegará el 28 de abril de 2026, será el clímax de esta llamada «Saga de la Era del Odio», y nos obligará a enfrentarnos a Mephisto en lo que promete ser un combate épico y una narrativa densa.Este viejo zorro, el padre de Lilith, ha estado tejiendo sus engaños desde las sombras, y ahora su influencia imparable amenaza con retorcer Santuario hasta convertirlo en un mundo consumido por la malevolencia. La cosa se pone aún más interesante con la sorpresa de que Lilith, nuestra querida y temible «Madre Bendita», ¡vuelve de entre los muertos! Sí, sí, habéis leído bien. Esto nos forzará a una alianza más por necesidad que por confianza, lo que, sinceramente, es un giro argumental que puede dar mucho juego y tensión. ¿Imagináis la cara de Inarius si levantara cabeza otra vez? Mejor no, pobrecillo.

Nos internaremos en la nueva región de Skovos, el lugar de nacimiento ancestral de la primera civilización y el antiguo hogar de Lilith e Inarius. Un escenario que promete ser tan bello como peligroso, repleto de ruinas antiguas, densos bosques y costas volcánicas. Personalmente, espero que esta nueva zona no solo sea un lavado de cara visual, sino que nos ofrezca una atmósfera y una narrativa a la altura de lo que significa enfrentarse a un «Prime Evil» con la mismísima Lilith de compañera de viaje. La historia de Diablo siempre ha sido su punto fuerte, y esta expansión tiene el potencial de llevarla a otro nivel.
El Engaño de Akarat y la Alianza Inesperada
Mephisto, bajo la apariencia del falso profeta Akarat, está reuniendo seguidores, y el destino de la humanidad pende de un hilo mientras las legiones del infierno avanzan sin freno. Esta dualidad, este juego de engaños y fe ciega, es pura esencia Diablo y me encanta. Ver cómo la corrupción se filtra incluso en las más nobles instituciones es un clásico que nunca falla. La necesidad de aliarse con Lilith, una de las antagonistas más carismáticas y con más matices de la saga, es una genialidad. Nos recuerda que en Santuario, el enemigo de mi enemigo no es siempre mi amigo, pero a veces es la única opción que te queda. ¡Que me aspen si no es para soltar un «por fin» a los cuatro vientos!
Nuevas Clases: ¿Qué nos Traerá el Armario de Horadrim?
Aquí es donde la cosa se pone realmente jugosa para los amantes del gameplay. Blizzard ha confirmado la llegada de dos nuevas clases con Lord of Hatred. Y la primera es un viejo conocido, un clásico que muchos llevábamos años pidiendo a gritos: ¡el Paladín!
El regreso del Paladín: Fe y Martillo
Sí, amiguetes, el guerrero sagrado de Diablo II, aquel que blandía martillo y escudo con una fe inquebrantable, está de vuelta. Y lo mejor de todo es que, si precompráis la expansión, ¡podéis jugar con él desde ya! Esto es un movimiento *master* por parte de Blizzard para mantener el hype hasta la fecha de lanzamiento oficial en abril de 2026. El Paladín se presenta como un combatiente cuerpo a cuerpo fuertemente blindado, experto en armas contundentes, escudos y, por supuesto, la magia sagrada. Me espero un personaje con una capacidad de supervivencia brutal y habilidades de apoyo que lo hagan indispensable en grupo. Además, ¿quién no quiere sentir la satisfacción de aplastar demonios con un buen martillazo divino? ¡Es que se te cae la baba solo de pensarlo!
La Incógnita de la Segunda Clase
Pero la cosa no acaba ahí, porque hay una segunda clase que se mantiene en secreto. Blizzard solo ha soltado la frase «su poder es innegable, su llegada está destinada a remodelar el campo de batalla». Ya tenemos las porras echando humo con las especulaciones. ¿Será el Tempestario? ¿Quizás un Caballero de Sangre? O, rizando el rizo, ¿una clase completamente nueva que nos deje con la boca abierta? Sea lo que sea, la promesa de una clase que «remodele el campo de batalla» es una declaración de intenciones muy fuerte. Esperemos que no se quede solo en palabras y nos ofrezca algo verdaderamente innovador y fresco, que en un ARPG la diversidad de builds y estilos de juego es vital.

Novedades Jugables y Contenido End-Game: No Solo de Clases Vive el Nephalem
Más allá de la historia y los nuevos juguetes en forma de clase, Lord of Hatred promete una buena sacudida al gameplay y, sobre todo, al end-game, que es donde muchos jugadores sentimos que Diablo IV necesitaba un empujón.
Rediseño de Sistemas Clave
Una de las noticias que más aplausos arrancó (al menos en mi salón) es el rediseño de los árboles de habilidades. ¡Menos mal! Blizzard asegura que habrá variantes específicas de clase y límites de nivel expandidos, lo que debería abrir un abanico enorme de posibilidades para la creación de builds y la profundidad estratégica. Esto es crucial, porque si algo nos gusta a los fans de Diablo es pasar horas teorizando y probando combinaciones.Y hablando de cosas que nos gustan, ¡el filtro de botín por fin es una realidad! No más inventarios llenos de chatarra inútil. Podremos enfocarnos en el equipo que realmente queremos, haciendo la experiencia de farmeo mucho más eficiente y menos tediosa. ¡Bendito sea el Horadrim que se le ocurrió esto!También se anuncian mejoras en el sistema de artesanía, incluyendo el glorioso regreso del Cubo Horádrico. Esto sí que es un guiño a la nostalgia que emociona. Las posibilidades de transmutación y creación de objetos que ofrece el Cubo siempre han sido un pilar fundamental en la saga. Además, tendremos un nuevo sistema de Talismanes que desbloquearán bonificaciones de conjunto. ¡Más opciones para personalizar y optimizar nuestras builds!
End-Game Potenciado y… ¿Pesca?
El end-game se reestructurará con características como los «Planes de Guerra», que permitirán a los jugadores personalizar su progresión, y el «Odio Reverberante», un guantelete implacable de hordas demoníacas para los más valientes. Esto suena a que habrá más variedad y desafío para los que ya tienen el juego dominado.Y para rematar, en una de esas decisiones que te dejan pensando si los desarrolladores han estado bebiendo demasiado elixir de vida o son unos genios incomprendidos: ¡la pesca llega a Santuario! Sí, habéis oído bien. Entre masacre y masacre, podremos relajarnos con una caña en la mano. Sinceramente, es una adición hilarante y curiosa. ¿Será el nuevo «contenido casual» para equilibrar el caos demoníaco? Imagínate a Mephisto mirando desde el Infierno a un bárbaro jubilado pescando en un charco… Surrealista, ¿verdad?

Expectativas y el Legado de Diablo IV: La Redención del Ángel Caído (y no es Inarius)
Diablo IV tuvo un lanzamiento agridulce. Brillante en su campaña, pero con un end-game que cojeaba y decisiones que no terminaron de cuajar en la comunidad. La primera expansión, Vessel of Hatred, que los que precompren esta expansión ya tienen acceso, introdujo la clase Espíritunato y mejoras generales, pero esta, Lord of Hatred, es el momento de la verdad. Es la oportunidad de Blizzard para demostrar que han escuchado a la comunidad y que Diablo IV puede alcanzar ese estatus de leyenda que sus predecesores poseen.La vuelta del Paladín, la intriga de la segunda clase, el regreso del Cubo Horádrico, el filtro de botín y la prometedora revitalización del end-game son señales de que van por el buen camino. Si la narrativa con Mephisto y Lilith está a la altura, y las nuevas mecánicas realmente aportan profundidad, Lord of Hatred podría ser el punto de inflexión que Diablo IV necesita para brillar con luz propia. La «Era del Odio» promete un final épico, y sinceramente, tengo la cartera preparada y el mando cargado.

