¡Qué pasa, chavales de Vitalgamer! Vuestro colega, aquí al teclado, listo para darle caña a un tema que nos ha tenido a todos con la ceja levantada y el mando caliente. ¿Os acordáis de aquel jueguito que apareció de la nada, con unas criaturas sospechosamente familiares y la posibilidad de que empuñaran armas? Sí, hablo de Palworld. Y sí, sigue dando guerra. Mientras los «Pocket Monsters» de Nintendo se preparan para sus propias batallas, la pregunta flota en el aire: ¿estamos presenciando una amenaza real al imperio de Pokémon, o es solo una tormenta en un vaso de agua con Pals y metralletas?
La irrupción de Palworld: ¿Un nuevo sheriff en la ciudad?
A principios de 2024, el mundo de los videojuegos vio nacer a una estrella inesperada. Un estudio japonés, Pocketpair, lanzó un juego llamado Palworld, y, amigos, la cosa se desmadró. ¿»Pokémon con armas»? ¿Criaturas capturables que trabajan en tus fábricas o te defienden con AK-47? La premisa era tan absurda como irresistible. En cuestión de días, el juego ya había vendido siete millones de copias, y a lo largo de su primer año, superó la friolera de 32 millones de jugadores en todas las plataformas: Steam, Xbox y, más tarde, PS5. ¡Casi nada!
Este crecimiento, que superó con creces las expectativas de los propios desarrolladores, demostró que había un apetito voraz por algo diferente en el género de la captura de monstruos. Palworld no es solo un clon descarado de Pokémon; mezcla elementos de supervivencia, construcción de bases, exploración en un mundo abierto y combates en tiempo real, algo más cercano a títulos como *ARK: Survival Evolved* o *The Legend of Zelda: Breath of the Wild* que a los clásicos RPG por turnos de Game Freak.
Y ojo, porque Pocketpair no se ha dormido en los laureles. Desde su lanzamiento en acceso anticipado, las actualizaciones han sido constantes. Hemos visto mejoras en la IA de los Pals, correcciones de errores, nuevas islas como Sakurajima y Feybreak Island, más Pals, jefes de incursión, PvP para Pals e incluso contenido de final de juego. ¡Este diciembre, de hecho, se espera una gran actualización llamada «Home Sweet Home», que incluye una colaboración con *Ultrakill* y nuevas opciones de construcción! Y para 2025, nos prometen una colaboración con Terraria y más islas. Parece que la idea es mantener a la comunidad bien alimentada de contenido, algo que muchos valoran muchísimo.
Pokémon: ¿Un trono inamovible o con grietas?
Y mientras Palworld ascendía a la estratosfera, ¿qué hacía el gigante? Pokémon es, sin duda, la franquicia de medios más rentable de la historia. Su imperio parece inquebrantable, y cada nuevo juego vende millones de copias, independientemente de las críticas. Sin embargo, no todo es de color de rosa en el mundo de los «monstruos de bolsillo».
Desde hace tiempo, la comunidad de Pokémon ha estado pidiendo a gritos una mayor innovación. Los últimos títulos, si bien han intentado tímidamente nuevas mecánicas como en *Leyendas Pokémon: Arceus* o la exploración de *Escarlata y Púrpura*, a menudo han sido criticados por problemas de rendimiento, gráficos desfasados y una sensación general de estancamiento. Es como si Game Freak tuviera miedo de romper el molde que tan bien les ha funcionado durante casi 30 años.
Y es aquí donde entra la comparativa, a menudo injusta, con Palworld. No, no creo que Pokémon deba tener armas o que sus criaturas trabajen en fábricas hasta la extenuación (aunque la idea es curiosa, ¿eh?). Pero lo que Palworld ha demostrado es que los jugadores están hambrientos de libertad, de un mundo más interactivo, de mecánicas que los desafíen más allá del combate por turnos repetitivo. Y si encima le añades la posibilidad de que tus compañeros te ayuden en la base, o que puedas montarlos y usarlos de maneras más *creativas* que solo en el campo de batalla, pues mira, la gente se lanza de cabeza.
¿Crisis de identidad o evolución necesaria?
La verdad es que la controversia en torno a Palworld ha forzado a la industria, y a Nintendo en particular, a mirarse al espejo. ¿Hasta qué punto puede una franquicia tan masiva permitirse la inercia? El éxito de Palworld es un recordatorio de que los jugadores no solo buscan nostalgia, sino también experiencias frescas y, sí, un nivel de pulido que a veces los juegos de Pokémon no han ofrecido en sus lanzamientos.
Recuerdo cuando jugué *Escarlata y Púrpura*. Me lo pasé bien, sí, pero las caídas de *frames* y los bugs hacían que te sacaran de la inmersión constantemente. Luego llegué a Palworld, y a pesar de ser un acceso anticipado con sus propios «jank» (como diría un inglés), la sensación de libertad y la promesa de un mundo en expansión constante eran adictivas. Es una dicotomía interesante: el juego con un presupuesto indie que se atreve a más, contra el gigante que se conforma con menos. Aunque hay que recordar que Pocketpair ha dejado claro que quieren mantener un enfoque indie y no tienen intención de hacer un gran triple A.
La batalla por la innovación y la libertad creativa.
¿»Inspiración» o «plagio»? El debate eterno.
No podemos hablar de Palworld sin tocar la espinosa cuestión de los diseños. Desde el primer tráiler, la comunidad gamer se volcó en debatir si los Pals eran una inspiración descarada o un plagio de Pokémon. Algunos diseños son *sospechosamente* similares, mezclando elementos de varios Pokémon para crear un nuevo Pal. El CEO de Pocketpair ha negado las acusaciones de plagio, pero The Pokémon Company y Nintendo han estado observando de cerca, e incluso se ha hablado de demandas por infracción de patentes.
Mi opinión, como jugador y amante de este medio, es que la inspiración es parte del proceso creativo. Pero hay una línea fina entre inspirarse y replicar. En cualquier caso, el revuelo ha servido para poner el foco en la creatividad en la industria. Palworld ha demostrado que se puede tomar una idea base y darle una vuelta de tuerca radical, explorando géneros y mecánicas que el original, por su propia naturaleza y público objetivo, nunca tocará.
El futuro de los «monstruos de bolsillo»: ¿Convivencia o guerra total?
¿Significa esto el fin de Pokémon? Ni de broma. El imperio de Pikachu y compañía tiene una base de fans inmensa y un poder de marca inigualable. Sin embargo, Palworld ha abierto una brecha, una conversación necesaria sobre lo que los jugadores quieren y lo que la industria puede ofrecer. Es una llamada de atención para que los grandes estudios no se duerman en los laureles.
Personalmente, creo que hay espacio para ambos. Pokémon puede seguir siendo esa experiencia familiar y accesible para todas las edades, mientras que Palworld (o futuros juegos inspirados en él) puede explorar los nichos más maduros y complejos del género. De hecho, Pocketpair ya está pensando en un spin-off enfocado en simulación agrícola, Palworld: Palfarm, que expande el universo en otra dirección.
La verdadera victoria aquí es para nosotros, los jugadores. La competencia es sana, obliga a la innovación y nos da más opciones donde elegir. Así que, ¿el fin del imperio? Quizás no. Pero sí el inicio de una era donde el rey tendrá que esforzarse un poquito más si no quiere ver cómo otros le arrebatarán el trozo del pastel.

