¿La Razón? Spoiler: Es Complicado
Según las autoridades rusas, la decisión de bajarle la persiana digital a Roblox se debe a que la plataforma está «plagada de contenidos inapropiados». En concreto, acusan a la compañía estadounidense de no eliminar material que contiene, y cito textualmente, «propaganda LGBT» y «material extremista». El Roskomnadzor afirma que este tipo de contenido «puede afectar negativamente al desarrollo espiritual y moral de los niños».
Pero la cosa no acaba ahí. Las acusaciones se vuelven más turbias, mencionando que en la plataforma se han detectado justificaciones al terrorismo, incitaciones a la violencia e incluso que los chats del juego atraen a pedófilos, forzando a menores a realizar actos indebidos. Es el clásico pack de «pensemos en los niños» que a menudo se desenfunda para justificar medidas de censura a gran escala. Y, seamos sinceros, aunque ninguna plataforma es perfecta y la moderación en un universo tan masivo como Roblox es un desafío titánico, utilizar estos argumentos para un bloqueo total suena, como poco, a tirar de artillería pesada para matar una mosca.
Un Patio de Recreo Digital Bajo Asedio
Que Rusia y las grandes tecnológicas occidentales no están para tirarse flores es algo que sabemos todos. No es la primera vez que el Roskomnadzor choca con plataformas de videojuegos. Ya vimos cómo apretaron las tuercas a Steam para que eliminara más de 260 materiales considerados ilegales, y cómo prohibieron Discord por motivos similares. Esto no es un hecho aislado, sino un capítulo más en la creación de una Internet soberana rusa, una especie de muralla digital para controlar la información que entra y, sobre todo, la que sale.
Más Allá de los «Oof»: El Impacto en la Comunidad
Aquí está el verdadero drama. Esto no va de si un gobierno puede o no regular el contenido. Va de los millones de chavales rusos que, de un día para otro, han perdido su punto de encuentro, su espacio de creación y, para muchos, su primer contacto con el desarrollo de videojuegos.
Roblox no es solo un juego; es un metaverso en pañales donde los usuarios no solo consumen contenido, sino que lo crean. Hay chavales que han aprendido a programar, a diseñar y a monetizar sus creaciones gracias a esta plataforma. Cortarles el acceso es, en la práctica, cortarles las alas a una generación de potenciales creadores digitales. Es un nerfeo a la imaginación en toda regla. Los foros y redes sociales ya se están llenando de quejas de usuarios rusos que reportan fallos constantes y la imposibilidad de acceder a sus cuentas y creaciones.
Mi Opinión: Cuando los Píxeles se Vuelven Políticos
A ver, que alguien me lo explique como si fuera tonto. ¿De verdad el problema es un juego de estética ‘cartoon’ donde la gente construye cosas con bloques? ¿O el problema real es que es una plataforma estadounidense, incontrolable y que fomenta una comunidad global fuera del alcance del Kremlin? Bingo.
Lo que estamos viendo es la balcanización de internet, una fractura digital donde la política decide a qué puedes jugar y a qué no. Escudarse en la protección de la infancia es la táctica más vieja del libro de la censura. Si de verdad la preocupación fuera el bienestar de los menores, se implementarían herramientas de control parental más robustas o se colaboraría con la empresa, no se prohibiría el acceso de golpe y porrazo. El propio Roskomnadzor admite que lleva desde 2019 enviando notificaciones a Roblox, lo que indica que esto es más una escalada de tensiones que un problema repentino.
Este bloqueo es un mensaje muy claro: en la Rusia actual, cualquier plataforma que no se pliegue a sus estrictas leyes de contenido y localización de datos, como la Ley Federal Nº 152-FZ, está en la cuerda floja. Es un movimiento que aísla todavía más a sus ciudadanos, especialmente a los más jóvenes, del resto del mundo. Y eso, amigos míos, es mucho más peligroso que cualquier supuesto «contenido inapropiado» que puedas encontrar en un juego online. Es un game over para la libertad digital.

