Tras más de 200 horas pateando balones virtuales en Rematch, puedo decir que este juego es como un partido de barrio: caótico, emocionante y con momentos que te hacen gritar de alegría o de rabia. Sloclap, los creadores de Sifu, han dado un volantazo para meterse en el terreno del fútbol arcade, y el resultado es un título que, aunque no está exento de fallos, tiene un gancho que te mantiene pegado al mando. Es como si Rocket League y un partido de cinco contra cinco en el parque tuvieran un hijo rebelde. Vamos a desglosar esta experiencia, desde sus mecánicas hasta su comunidad, con un toque de lo que me ha sorprendido (para bien y para mal) en este viaje.
Un fútbol que se siente vivo
Rematch no es un simulador al estilo EA Sports FC. Aquí no hay offsides, faltas ni saques de banda, solo un campo rodeado de paredes transparentes donde controlas a un solo jugador en partidas de 3v3, 4v4 o 5v5. La perspectiva en tercera persona te mete de lleno en la acción, y las mecánicas, heredadas del peso y la precisión de Sifu, hacen que cada pase, regate o tiro tenga una satisfacción brutal. Es como si cada jugada fuera un duelo de espadas, pero con un balón. La primera vez que logré un golazo tras un pase rebotado en la pared, me sentí como si hubiera recreado una jugada de Messi en el patio del colegio.
Lo que me dejó boquiabierto, y de la mejor manera, fue el sistema de porteros. En Rematch, no hay un guardameta fijo: todos rotan tras cada gol, y puedes cambiar a esa posición en cualquier momento. La primera vez que me lancé a por un balón en el último segundo de la prórroga, salvando un tiro que parecía imposible, grité como si estuviera en un estadio. Es un detalle entrañable, porque captura la esencia de esos partidos improvisados donde todos quieren lucirse, incluso bajo los palos. Pero no todo es perfecto: el control del balón a veces se siente impreciso, como si el juego quisiera recordarte que no eres Ronaldinho. La curva de aprendizaje es empinada, y las primeras horas pueden ser un festival de pases al aire y tackles fallidos.
Una comunidad que es un arma de doble filo
Rematch brilla cuando juegas con amigos, pero en el modo online con desconocidos, la experiencia puede ser un caos. La falta de comunicación efectiva (el sistema de ping es útil, pero no milagroso) y los jugadores que se creen estrellas de Blue Lock hacen que algunos partidos sean frustrantes. He visto a compañeros quedarse plantados en el área rival esperando un pase que nunca llega, mientras el resto del equipo suda la camiseta defendiendo. Es como jugar un partido en el recreo con ese amigo que solo quiere chutar y nada más. Un usuario en X comentó que “Rematch es el mejor fútbol arcade desde Rocket League, pero los randoms son un dolor”. Estoy de acuerdo: el juego depende tanto del trabajo en equipo que un solo egoísta puede arruinar la diversión.
Aun así, cuando encuentras un equipo coordinado, la experiencia es mágica. Recuerdo una partida en 5v5 donde, tras una serie de pases rápidos, marcamos un gol en el último segundo que nos dio la victoria en overtime. Fue una de esas jugadas que te hacen levantarte del sofá y gritar “¡venga!” como si estuvieras en un bar viendo la Champions. Sloclap ha creado un juego que premia la cooperación, pero el matchmaking y la falta de crossplay en el lanzamiento (aunque prometen añadirlo) son un lastre que impide que la comunidad crezca como merece.
Problemas técnicos que duelen
No voy a endulzar esto: los problemas técnicos de Rematch son como un árbitro que no ve un penalti claro. Durante mis 200 horas, he sufrido desconexiones, lag y bugs como el balón que se queda pegado a la pared o posesiones que cambian de equipo sin explicación. En una partida crucial, mi equipo perdió porque el juego decidió que el balón estaba en nuestro campo cuando claramente no era así. Es el tipo de fallo que te hace querer lanzar el mando contra la pared (tranquilos, no lo hice). Sloclap ha prometido parches, y algunos problemas se han solucionado desde el lanzamiento en junio de 2025, pero para un juego que cuesta 30 euros, estas asperezas son difíciles de perdonar.
PC Gamer alabó el juego, dándole un 9/10 y destacando que “las tácticas y los juegos mentales son lo suficientemente ricos para durar cientos de horas”. Estoy de acuerdo en que la profundidad táctica es un punto fuerte, pero discrepo en que los problemas técnicos sean menores. En un título tan dependiente de la precisión, cualquier desincronización puede convertir un partido épico en una pesadilla. Comparado con Rocket League, que a estas alturas es una máquina bien engrasada, Rematch se siente como un prototipo brillante pero inacabado.
Un futuro prometedor, pero con trabajo por delante
A pesar de sus tropiezos, Rematch tiene algo especial. La falta de modos de juego (solo 3v3, 4v4, 5v5 y ranked) y la escasez de contenido single-player hacen que el juego se sienta limitado, pero su núcleo es adictivo. La personalización de personajes es un acierto, aunque los cosméticos premium, como un skin de Ronaldinho por 10 euros, me parecen un poco descarados para un título de pago. Sloclap ha prometido más modos, como torneos y un modo casual más relajado, y si cumplen, podrían tener un contendiente serio en el panorama de los eSports.
Rematch me recuerda a cuando probé Rocket League en sus primeros días: un diamante en bruto que necesitaba pulirse. Tras 200 horas, sigo volviendo por esa sensación de “un partido más” que me tiene enganchado, aunque a veces me saque de quicio. Es un juego que no teme ser diferente, que captura la esencia de un partido entre amigos, pero que necesita un par de parches y más contenido para brillar como merece. Si Sloclap escucha a la comunidad y soluciona los problemas, podríamos estar ante el próximo gran éxito arcade. Por ahora, es como ese delantero con potencial que aún no ha aprendido a chutar con la zurda. ¿Te animas a darle una oportunidad o esperas a la próxima temporada?
