El peso de la corona de ajos: ¿Puede un rayo caer dos veces en el mismo sitio?
Seamos sinceros. Cuando un juego como Vampire Survivors lo peta de la forma en que lo hizo, todos nos ponemos en modo ‘abuelo cebolleta’ a esperar el siguiente movimiento de sus creadores. Poncle, el estudio que nos convirtió en adictos a esquivar hordas de píxeles mientras nuestro personaje atacaba solo, tenía encima una presión que ríete tú de la de Atlas con el mundo a cuestas. ¿Qué haces después de crear, sin quererlo, un género entero? ¿Una secuela? ¿Más de lo mismo? Pues no. Haces algo que nadie se esperaba: un deckbuilder por turnos. Y no contento con eso, lo lanzas de cabeza a Game Pass. Ahí es nada.
Así llega a nuestras vidas Vampire Crawlers: The Turbo Wildcard from Vampire Survivors. Un título que ya de por sí es una declaración de intenciones. No se esconde, presume de su linaje, pero te avisa de que esto… esto es otra cosa. Y la pregunta que resuena en toda la comunidad es la misma: ¿estamos ante el próximo fenómeno indie o ante el clásico ‘one-hit wonder’ que no supo replicar la magia?
Cambiando las balas por cartas: Una apuesta valiente (o una locura)
Vamos al lío, que sé que es lo que os interesa. ¿De qué va Vampire Crawlers? Olvídate del movimiento frenético y el caos constante de su hermano mayor. Aquí la cosa va de pensar, de estrategia y, sobre todo, de construir un mazo de cartas capaz de desatar combos devastadores. Es un constructor de mazos casual con elementos de roguelite, lo que significa que cada partida es un mundo y la muerte es solo el principio de un nuevo intento. La fórmula no es nueva, Slay the Spire ya sentó cátedra hace años, pero es el ‘cómo’ lo que me ha dejado con la ceja arqueada.
La clave de todo, el ‘flow’ del juego, reside en una mecánica que han bautizado como el Turboturn. Suena a nombre de un ataque de Street Fighter, y la verdad es que la sensación no anda muy lejos. La idea es simple: agilizar el combate por turnos hasta un punto en que casi se siente como si fuera en tiempo real. Juegas tus cartas, ejecutas acciones, y el ritmo es tan endiabladamente rápido que apenas te da tiempo a pestañear. Es una forma brillante de mantener la esencia ‘turbo’ de su predecesor en un género que, por naturaleza, es más pausado. Un intento de contentar a los viejos fans y atraer a nuevos jugadores. Un movimiento arriesgado, pero con una genialidad que asusta.
Lo que de verdad me ha sorprendido… para bien
Y aquí va la confesión del día. Yo era de los escépticos. Cuando leí ‘deckbuilder por turnos’ de los creadores de Vampire Survivors, mi primer pensamiento fue: ‘otro que se sube al carro’. Pero tengo que admitir que me han cerrado la boca, y con gusto. Lo que más me ha sorprendido, y de una forma entrañable, es cómo han conseguido que un sistema de cartas se sienta tan visceral y adictivo. El Turboturn no es solo marketing; es el corazón del juego. Ver cómo una mano de cartas bien jugada desata una cascada de efectos que limpia una mazmorra entera te da un subidón de dopamina que recuerda, y mucho, a cuando conseguías evolucionar el látigo por primera vez. Es una traducción de sensaciones, de un género a otro, que me parece magistral.
Game Pass: ¿El as en la manga o un colchón de seguridad?
La decisión de lanzar Vampire Crawlers directamente en Game Pass es, probablemente, tan importante como el propio juego. Es una jugada maestra. Le garantiza una audiencia masiva desde el minuto uno, eliminando la barrera del precio y tentando a todos los que alguna vez disfrutaron del original. Es un mensaje de confianza por parte de Microsoft y, a la vez, una red de seguridad para poncle. Si el juego no explota de la misma manera, su presencia en el servicio ya lo convierte en un lanzamiento relevante.
Pero también es un arma de doble filo. ¿Se sentirá igual de especial un juego que no ‘compras’, sino que ‘tienes disponible’? La percepción del valor cambia, y en un mercado tan saturado, destacar en el catálogo de Game Pass es un reto en sí mismo. Aún así, creo que es la decisión correcta. Le da al juego el impulso que necesita para que la gente supere el shock inicial de no ser un ‘Vampire Survivors 2’.
Entonces, ¿tenemos nuevo rey en la colina indie?
Vampire Crawlers no es Vampire Survivors, y esa es la mejor noticia que podía darnos. Es la prueba de que poncle no es un estudio de un solo truco. Han cogido el legado de su éxito, el ADN de lo que hizo grande al original —la adicción, la sensación de poder desmedido, la simplicidad engañosa— y lo han inyectado en un género completamente diferente. No busca ser el mismo fenómeno, porque eso es imposible de fabricar. Busca ser su propio monstruo, uno con cartas, estrategia y un ritmo que te atrapa sin piedad.
¿Será el próximo gran fenómeno indie? Es pronto para decirlo. Pero tiene todos los ingredientes: un desarrollador querido, una propuesta original sobre una base conocida, y el altavoz mediático de Game Pass. Quizás no rompa internet de la misma forma, pero os aseguro una cosa: Vampire Crawlers va a dar mucho que hablar. Y ahora, si me disculpáis, tengo un mazo que perfeccionar y unos cuantos combos que desatar. ¡Nos vemos en la mazmorra!

